Crece el servicio militar obligatorio en Europa ante la amenaza rusa
Esto refleja un cambio de mentalidad hacia una mayor preparación y defensa, impulsada por la amenaza de una posible gran guerra.
Antes de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, la idea de una gran guerra en Europa parecía improbable para muchos, incluidos los propios ucranianos. Más de dos años después, la percepción ha cambiado radicalmente, y varios países europeos han reintroducido o ampliado el servicio militar obligatorio en respuesta a la creciente amenaza de Moscú. Estas medidas son parte de un esfuerzo más amplio para fortalecer las defensas nacionales.
Esto ha llevado a naciones como Letonia y Noruega a reintroducir y expandir sus programas de servicio militar obligatorio, con Letonia reintegrando el servicio a partir de enero de este año y Noruega aumentando significativamente su presupuesto de defensa y el número de soldados conscriptos.
El cambio no ha sido fácil ni bien recibido en todas partes. En Letonia, por ejemplo, la reintroducción del servicio militar obligatorio ha encontrado resistencia inicial, aunque muchos han aceptado su inevitabilidad debido a la agresión rusa en Ucrania. En Noruega, el servicio militar obligatorio se ha extendido a hombres y mujeres por igual desde 2015, y muchos jóvenes consideran este servicio como una experiencia formativa y un deber esencial para la defensa de su país.
El impacto de la guerra en Ucrania también ha provocado debates sobre el servicio militar obligatorio en otros países europeos, incluido el Reino Unido y Alemania. En Alemania, un país tradicionalmente reacio a la militarización desde la Segunda Guerra Mundial, el ministro de Defensa ha propuesto un nuevo servicio militar voluntario en respuesta a la amenaza creciente. Este cambio refleja una transformación significativa en la mentalidad europea respecto a la defensa y la preparación militar.
La reintroducción del servicio militar obligatorio en Europa subraya una nueva realidad geopolítica donde la seguridad nacional y la preparación para posibles conflictos han tomado una prioridad renovada. La invasión rusa de Ucrania ha servido como un recordatorio brutal de las amenazas que aún persisten y ha forzado a muchos países a reconsiderar y fortalecer sus estrategias defensivas. Esta tendencia parece destinada a continuar mientras Europa se adapta a un entorno de seguridad cada vez más volátil.