Bogotá bajo racionamiento de agua por sequía histórica
El calentamiento global y fenómenos como El Niño han agravado la escasez de agua en la capital de Colombia, llevando a la implementación de medidas drásticas.
La capital de Colombia enfrenta un racionamiento de agua provocado por una sequía que ha dejado los embalses en niveles alarmantes. Decenas de ciudades vecinas se verán afectadas por cortes de agua de 24 horas, rotando cada 10 días, impactando a aproximadamente nueve millones de personas.
Las autoridades han desplegado planes de contingencia para asegurar el suministro continuo en escuelas y hospitales, mientras algunos residentes consideran alternativas, como acudir a amigos en otras zonas de la ciudad para obtener agua potable.
Estas medidas son parte de un plan de emergencia implementado por el Gobierno y el alcalde, ante la histórica baja de los embalses de Chuza y San Rafael, que suministran el 70% del agua potable de la ciudad, ambos situados en niveles críticos.
Bogotá, ubicada en una meseta andina, depende en gran medida de las lluvias para su abastecimiento hídrico. Es la primera vez en su historia reciente que se ve obligada a aplicar medidas de racionamiento de agua, uniéndose a otras ciudades latinoamericanas como Ciudad de México que enfrentan problemas similares debido al cambio climático.
La problemática de la sequía en Bogotá se ha agravado debido a la disminución de las lluvias provocada por el fenómeno de El Niño. La dependencia de Bogotá de las precipitaciones pluviales, en lugar de fuentes subterráneas, la hace particularmente vulnerable a la escasez de agua en épocas de sequía prolongada. Esta realidad presenta un desafío significativo para las autoridades locales en la búsqueda de soluciones sostenibles para garantizar el acceso al agua en el futuro.