¿Por qué es importante la flor de cempasúchil en el Día de Muertos?
Su leyenda ilustra cómo la cultura mexicana entrelaza lo simbólico con lo estético, rindiendo homenaje a sus seres queridos de una manera única y significativa.
Cada 1 y 2 de noviembre, México se sumerge en una festividad que celebra la memoria de aquellos que han partido de este mundo. A lo largo de los años, la costumbre de llevar flores a los difuntos se ha extendido por todo el mundo. Sin embargo, en México, destaca una flor por encima de todas: la cempasúchil.
Esta flor no solo se destaca por su vívido color y aroma embriagador, sino también por la rica historia que la envuelve.
La flor cempasúchil, en lengua náhuatl, significa "flor de veinte pétalos", un nombre que encierra su belleza y esencia. Cada Día de Muertos, su color amarillo con tonos anaranjados se convierte en un símbolo de respeto y amor por los que han partido.
Esta flor florece durante el otoño en México, lo que la convierte en la elección perfecta para adornar las tumbas de los seres queridos y embellecer los altares en los hogares.
Además, es nativa de México, con aproximadamente 35 especies de cempasúchil en el país. Su cultivo prospera en regiones como Hidalgo, Michoacán, Guanajuato y el Estado de México.
Según antiguas creencias, su fragancia atraía a las almas de los difuntos, guiándolas hacia los altares. La intensidad de su color amarillo se comparaba con el fuego del sol, lo que facilitaba a las almas encontrar su camino de regreso.
Su leyenda ilustra cómo la cultura mexicana entrelaza lo simbólico con lo estético, rindiendo homenaje a sus seres queridos de una manera única y significativa.