
Trump congela fondos federales para Harvard
Harvard rechazó exigencias del presidente como la eliminación de los programas de diversidad, por lo que Trump ha congelado más de 2 mil millones de dólares en subvenciones y contratos federales.

La Universidad de Harvard enfrenta una de las confrontaciones más relevantes con el gobierno de Donald Trump desde su paso por la presidencia. La administración anunció la suspensión de 2 200 millones de dólares en subvenciones y otros 60 millones en contratos con la institución, como respuesta directa a la negativa de esta última de implementar las políticas exigidas por el Ejecutivo. La medida, sin precedentes en una universidad de élite, pone en entredicho la relación entre el poder federal y la autonomía académica en Estados Unidos.
Entre las condiciones impuestas por el gobierno figuran la eliminación de los programas de diversidad e inclusión, la prohibición del uso de mascarillas en protestas estudiantiles, y cambios estructurales en la contratación y admisión universitaria. Harvard, por su parte, ha declarado que no cederá ante presiones que atenten contra su independencia ni sus principios constitucionales. “Ningún gobierno debe decidir qué enseñamos o investigamos”, afirmó su presidente, Alan M. Garber.
En respuesta a la suspensión de fondos, la Asociación Estadounidense de Profesores Universitarios —representada por su sección en Harvard— presentó una demanda federal y solicitó una orden judicial para impedir que se efectúen los recortes. La querella advierte que esta acción del gobierno es parte de una estrategia más amplia, ya implementada en otras universidades como Columbia, donde se han recortado cientos de millones en financiamiento.
El gobierno justifica su postura como parte de un esfuerzo para erradicar el antisemitismo y garantizar el buen uso de los recursos públicos. Sin embargo, críticos como el profesor Nikolas Bowie aseguran que las exigencias representan una clara violación a la libertad académica y de expresión, protegidas por la Primera Enmienda. Las implicaciones de este conflicto podrían sentar un precedente para la relación entre el Estado y la educación superior en el país.
Además, se ha informado que las autoridades federales revisarán cerca de 9 mil millones de dólares en fondos distribuidos entre Harvard y sus filiales, lo que sugiere que la ofensiva apenas comienza. En juego no solo está la independencia de una de las universidades más prestigiosas del mundo, sino también el futuro del pensamiento crítico en las instituciones educativas de Estados Unidos.
