La industria televisiva y su evolución en un mercado fragmentado

El panorama de la televisión ha cambiado drásticamente en los últimos años. Un claro ejemplo es la serie "El Oso", cuyo creador, Christopher Storer, junto con la coproductora Joanna Calo, perciben bonificaciones basadas en logros específicos como renovaciones de temporada y nominaciones a premios, en lugar de un porcentaje fijo de las ganancias totales, una práctica común en el pasado. A pesar de su éxito y de haber ganado múltiples premios Emmy, las recompensas financieras ya no son comparables a las de antaño.

La reducción de ganancias para creadores y actores se debe en gran parte a la reestructuración económica dentro de la industria de la televisión y el streaming. Las huelgas laborales y el temor a una recesión económica han resultado en recortes presupuestarios, despidos y menos pedidos de nuevas series. Este nuevo modelo dista mucho del tradicional sistema de sindicación, que permitía ingresos a largo plazo.

Con el auge del streaming, la rentabilidad de las series se ha visto limitada. Un único estudio financia, transmite y sindica la serie, restringiendo las vías de rentabilidad. Los ingresos por suscripción se mantienen estables mientras los costos aumentan, desincentivando la producción de múltiples temporadas. Ejemplos como "El Oso", que terminará su tercera temporada con solo 28 episodios, ilustran este fenómeno.

Para enfrentar estos desafíos, plataformas como Disney han implementado modelos de bonificación como el Series Bonus Exhibit (SBE), ofreciendo pagos basados en el rendimiento de la serie. Amazon y Apple también están explorando sus propios modelos de bonificación, intentando equilibrar recompensas mayores con penalizaciones por exceder los presupuestos.

La industria televisiva está en constante evolución, con cambios significativos en la financiación, distribución y monetización de las series. A pesar de los intentos por encontrar nuevos modelos de negocio, las glorias financieras del pasado parecen estar lejos, y tanto creadores como actores enfrentan un panorama económico más incierto y fragmentado.