La inversión global en salud mental sigue siendo insuficiente
La salud mental es un derecho universal, pero enfrenta desafíos de acceso, inversión limitada y estigma. La tecnología emerge como una alternativa viable.
La pandemia de 2019 expuso con crudeza la fragilidad de la salud mental a nivel global, resaltando el impacto del aislamiento, la incertidumbre y el estrés en las personas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 450 millones de personas padecen problemas emocionales que afectan su vida diaria, y 1 de cada 4 enfrentará un trastorno mental en algún momento de su vida.
El acceso a los servicios de salud mental sigue siendo un reto, con una cobertura insuficiente para entre el 35% y 50% de los pacientes, señala la OMS. Esta brecha se agrava en países de bajos ingresos, donde la inversión en salud mental es inferior al 0.5% del presupuesto total para salud, lo que equivale a menos de un dólar por persona, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
La falta de recursos se combina con el persistente estigma social. “Aún persiste un estigma significativo en torno a estos temas. Muchas personas continúan asociando la figura del psicólogo o psiquiatra con la idea de 'locura'. Sin embargo, es fundamental reconocer que todos podemos beneficiarnos de la terapia psicológica y deberíamos considerarla como una opción válida para nuestro día a día”, afirma el psiquiatra Alonso Tena Razo.
En este contexto, la tecnología ha abierto oportunidades mediante las consultas virtuales, que ofrecen mayor alcance y comodidad. No obstante, esta modalidad tiene limitaciones, como la falta de conexión humana y la exclusión de quienes carecen de acceso tecnológico. A pesar de ello, los expertos consideran que estas herramientas representan una solución práctica frente a los desafíos actuales.
El doctor Tena Razo subraya que “existen, sin duda, limitaciones en las consultas virtuales; Sin embargo, ese no debería ser el centro de la discusión, ya que representa una alternativa valiosa. En un contexto más realista, es deseable que el Gobierno aumente su inversión en salud mental”. También la necesidad de descentralizar los servicios para garantizar la equidad en comunidades rurales y marginadas.
Superar esta crisis exige eliminar prejuicios y promover una cultura de bienestar emocional desde la infancia. Reconocer que la salud mental es tan importante como la física permitirá construir un futuro donde esta vista al mar como un derecho universal y no como un lujo.
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