Educación multicultural, un puente a sociedades más inclusivas y diversas

La interculturalidad se erige como un pilar esencial en la edificación de sociedades cohesionadas y enriquecedoras, en un mundo donde las fronteras se desvanecen y las conexiones se intensifican. En este contexto, la educación multicultural se convierte en una necesidad ineludible.

Estados Unidos, por ejemplo, uno de los países más multiculturales del globo, contaba en el año 2020 con una población hispana de 59 millones de habitantes. Datos de la Oficina del Censo de los Estados Unidos revelan que el 61.5% de esta población proviene de México, mientras que el resto tiene raíces en Puerto Rico (9.3%), Cuba (3.9%), y El Salvador (3.7%), entre otros.

No obstante, a pesar de esta diversidad demográfica, se observó un alarmante incremento del 182% en la discriminación racial, especialmente en estados como California, Texas, Colorado, Illinois, Nueva York, Florida y Virginia, según el informe más reciente de la Liga de Antidifamación.

Este fenómeno demográfico subraya la creciente diversidad étnica y cultural en el país. Ronald Ramírez, coordinador de reclutamiento de Participate Learning, destaca: "La mejor solución es unir al mundo a través de la educación global, crear puentes entre las diferentes culturas y educar ciudadanos que crezcan con empatía. Es decir, crear ciudadanos globales".

En este marco, Participate Learning se erige como una organización que busca forjar sociedades más inclusivas a través del intercambio cultural, permitiendo a profesores latinoamericanos viajar a EE. UU. para impartir clases a niños de 5 a 11 años y contribuir a la formación de ciudadanos más comprensivos y multiculturales.

La diversidad cultural, abordada desde la educación global, no solo se centra en la enseñanza del idioma español, sino que también abarca áreas como ciencia, matemáticas y estudios sociales, sin descuidar el aspecto cultural. La transformación que los docentes latinoamericanos están generando en miles de niños estadounidenses es innegable, dejando como legado adultos más empáticos, fortaleciendo así la base de comunidades eficientes y resolutivas.