Ucrania intensifica su ofensiva en Kursk con un nuevo flanco de ataque
La ofensiva busca reforzar la posición de Ucrania en posibles negociaciones de paz, con implicaciones significativas para la estrategia y la estabilidad regional.
El ejército ucraniano ha lanzado un nuevo flanco de ataque en la provincia rusa de Kursk, ampliando su ofensiva iniciada el 6 de agosto. Este nuevo sector de ataque se localiza a unos 40 kilómetros de la zona original y ha visto intensos combates en el municipio fronterizo de Tiotkino desde el domingo pasado.
El objetivo de las Fuerzas Armadas de Ucrania es sitiar a las tropas rusas en la región de Glushkovo, lo que permitiría a Ucrania controlar un área de aproximadamente 600 kilómetros cuadrados de territorio ruso. El comando ucraniano, bajo la dirección de Oleksandr Sirski, ha desarrollado meticulosamente la estrategia para rodear a las fuerzas rusas en Glushkovo.
La ofensiva se ha centrado en dos frentes principales: el oeste, a través del río Seim, y el extremo oriental de la comarca. Este domingo, las Fuerzas Aéreas ucranianas destruyeron el último puente en el Seim, lo que ha reducido significativamente la capacidad de las tropas rusas para recibir refuerzos y suministros. La destrucción de estos puentes ha sido un golpe crítico para las operaciones logísticas rusas en la región.
El despliegue de pontones rusos para reemplazar los puentes destruidos en el Seim ha sido rápido, pero estos son mucho más vulnerables a ataques. Los analistas militares señalan que los puentes provisionales son susceptibles a ser destruidos por misiles ucranianos, lo que complica aún más la logística rusa. El Ministerio de Exteriores ruso ha acusado a Ucrania de dificultar la evacuación de civiles al destruir los puentes, usando misiles de precisión como los Himars.
En un contexto de creciente presión militar, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha pedido una aceleración en la entrega de armamento por parte de sus aliados y la autorización para el uso de misiles de largo alcance en territorio ruso. Zelenski ha subrayado que la ofensiva en Kursk debe demostrar a la OTAN que las amenazas rusas no deben disuadir la acción.
La operación en Kursk es vista como una maniobra arriesgada para obtener una posición más fuerte en las posibles negociaciones de paz, aunque su éxito o fracaso podría tener profundas implicaciones para la estrategia ucraniana y la estabilidad en la región.