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Revolucionaria vacuna para combatir el cáncer de piel

Moderna y Merck MSD han revelado un prometedor avance en la lucha contra este tipo de cáncer.

Revolucionaria vacuna para combatir el cáncer de piel
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Moderna y Merck MSD, dos destacadas compañías farmacéuticas de Estados Unidos, han revelado un prometedor avance en la lucha contra el cáncer de piel. Ambas empresas han presentado un innovador tratamiento experimental que combina la vacuna en desarrollo por Moderna contra esta enfermedad con el fármaco Keytruda, comercializado por MSD.

Este novedoso tratamiento tiene como objetivo frenar la propagación del cáncer de piel en todo el cuerpo. La clave reside en la combinación de inyecciones de la vacuna desarrollada por Moderna, la cual utiliza la tecnología de ARN mensajero, similar a la empleada en la exitosa vacuna contra el COVID-19, junto con la inyección del fármaco Keytruda de MSD. Esta tecnología permite enviar instrucciones o moléculas al cuerpo que enseñan a las células a producir proteínas que estimulan una respuesta inmunitaria.

El ensayo clínico de este tratamiento oncológico, que se prevé lanzar al mercado en 2030, ha demostrado resultados prometedores. Moderna y MSD lograron reducir en un 44% el riesgo de recurrencia o muerte en comparación con las terapias clásicas.

El proceso de desarrollo de la vacuna personalizada incluye un paso crucial. En primer lugar, los médicos extraen una muestra del tumor del paciente y la envían al laboratorio, donde se secuencia su material genético para identificar las mutaciones que no están presentes en las células sanas. A continuación, un algoritmo de aprendizaje automático identifica qué mutaciones son responsables del avance del cáncer. Posteriormente, Moderna fabrica los ARNm de los antígenos más prometedores y genera una vacuna personalizada.

Este avance en la lucha contra el cáncer de piel ofrece una esperanza a los pacientes afectados por esta enfermedad. Si se confirma su eficacia en futuros estudios clínicos, esta vacuna personalizada podría convertirse en una herramienta clave para alertar al sistema inmunitario sobre la presencia de células cancerígenas y permitir que el cuerpo las combata sin dañar las células sanas.