Alberto Fujimori, expresidente del Perú fallece tras una larga batalla contra el cáncer
Alberto Fujimori, condenado por violaciones de derechos humanos, fallece tras una reciente cuestionada excarcelación
El expresidente peruano Alberto Fujimori ha fallecido a los 86 años en Lima, según confirmó su hija Keiko Fujimori a través de la red social X. La muerte de Fujimori se produjo tras una larga batalla contra el cáncer, en la casa de su hija en el distrito de San Borja, donde residía desde que fue excarcelado hace nueve meses. En su mensaje, Keiko Fujimori pidió una oración por el eterno descanso de su padre y expresó su gratitud: "Gracias por tanto papá", añadió en nombre de sus hermanos Hiro, Sachie y Kenji.
Fujimori, quien gobernó Perú con mano dura en los años noventa, fue liberado en diciembre del año pasado tras una controvertida decisión del Tribunal Constitucional, que confirmó un indulto humanitario otorgado en 2017. Este indulto había sido objeto de críticas, ya que contradecía una orden de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, generando tensiones entre el gobierno de Dina Boluarte y el sistema interamericano. Fujimori cumplía una condena de 25 años por su responsabilidad en las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta.
El ejecutivo peruano, encabezado por Dina Boluarte, expresó su preocupación por la salud del exmandatario horas antes de su fallecimiento. A través de redes sociales, emitieron un mensaje en el que deseaban su pronta recuperación y extendían su solidaridad a la familia Fujimori. La semana pasada, Fujimori fue visto en silla de ruedas al salir de una clínica local, lo que alertó sobre el deterioro de su estado de salud. Diversas fuentes periodísticas ya anticipaban su estado crítico.
A lo largo de este año, Fujimori mantuvo un perfil público activo a través de redes sociales, donde producía videos con el objetivo de limpiar su imagen, tras años de cuestionamientos por corrupción y violaciones a los derechos humanos. Además, se afilió nuevamente al partido Fuerza Popular, liderado por su hija Keiko Fujimori, quien incluso llegó a sugerir que su padre podría liderar la plancha presidencial del fujimorismo en las elecciones de 2026, lo que desató un amplio debate en la opinión pública.
El fallecimiento de Fujimori ocurre en un contexto en el que el Congreso peruano había aprobado recientemente una ley que favorecía a quienes cometieron crímenes de lesa humanidad antes de 2002, y una pensión vitalicia para expresidentes, pese a la oposición de gran parte de la población. A lo largo de su vida política, Fujimori generó divisiones profundas en la sociedad peruana. En la actualidad, mantenía una deuda de 15,5 millones de dólares con el Estado peruano.
A pesar de haber gozado de un considerable apoyo popular durante su mandato, Fujimori fue señalado por diversos informes internacionales como uno de los líderes más corruptos del mundo. Su legado, marcado por los excesos de su gobierno y las graves violaciones a los derechos humanos, sigue siendo un tema de debate en Perú, incluso tras su muerte.