La OEA condena la incursión policial en la embajada mexicana en Ecuador

La intrusión de la policía ecuatoriana en la embajada de México ha desatado una crisis diplomática en América, llevando a la Organización de los Estados Americanos (OEA) a intervenir y exigir una solución pacífica al conflicto.

Los hechos ocurrieron el pasado viernes por la noche, cuando, por orden del presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, la Policía del país irrumpió en la embajada mexicana para arrestar a Jorge Glas, ex vicepresidente de Rafael Correa procesado por corrupción y quien había pedido asilo político a México. Esta acción desencadenó una respuesta inmediata de México, que rompió relaciones diplomáticas con Ecuador, acusándolo de violar los tratados internacionales de asilo.

La resolución presentada ante el Consejo Permanente de la OEA, liderada por la delegación de Colombia, fue aprobada con amplio respaldo, con la excepción del voto en contra de Ecuador. La delegación mexicana no participó en la sesión, mientras que El Salvador se abstuvo en la votación.

Las imágenes de las cámaras de seguridad, mostradas durante la sesión de la OEA, revelaron la violencia ejercida por la policía ecuatoriana contra el personal diplomático mexicano, lo que llevó a la condena unánime de la comunidad internacional.

La resolución condena enérgicamente la intrusión en la embajada mexicana y hace un llamado al respeto de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, instando a todos los Estados a garantizar la integridad de las misiones diplomáticas.

La OEA, además, exhorta a Ecuador y México a iniciar un diálogo inmediato para resolver la crisis de manera constructiva y pacífica. Esta llamada al diálogo se suma a los esfuerzos internacionales por encontrar una solución diplomática al conflicto.

La crisis desatada por la irrupción policial en la embajada mexicana en Ecuador destaca la importancia del respeto a las normas internacionales y la necesidad de buscar soluciones pacíficas a los conflictos diplomáticos. La OEA, como mediadora, insta a los países involucrados a resolver sus diferencias mediante el diálogo y el respeto mutuo, sentando así las bases para una convivencia pacífica en la región.