Siria inicia su reconstrucción tras la caída de Bashar al Asad
La caída de Bashar al Asad marca un cambio en Siria, con el retorno paulatino a las aulas, las calles y los templos, aunque persisten los desafíos.
Una semana después del derrocamiento del presidente sirio Bashar al Asad, Damasco comienza a retomar su rutina habitual, aunque no sin desafíos. Decenas de niños y adolescentes regresaron a las escuelas, marcando un pequeño paso hacia la normalidad.
Aunque la asistencia estudiantil no superó el 30%, las autoridades confiaron en que aumentará con el tiempo. Las universidades también reabrieron, pero la afluencia de estudiantes fue mínima debido a la dificultad de desplazamiento desde otras regiones del país.
En los barrios cristianos como Bab Touma, los fieles asistieron cautelosamente a misa, reflejando los temores de las minorías religiosas ante el gobierno interino encabezado por el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS). Las calles de Damasco también recuperaron algo de actividad comercial y laboral, mientras los nuevos líderes trabajan en la reconstrucción de una nación devastada por 13 años de guerra civil.
El líder interino Ahmad al-Sharaa enfrenta el monumental reto de estabilizar un país destruido, lidiar con millones de refugiados y superar las sanciones económicas internacionales. Mientras tanto, las esperanzas de los ciudadanos crecen lentamente, simbolizadas por gestos como la colocación de nuevas banderas en las escuelas, representando un anhelo compartido de seguridad y reconstrucción.
A pesar del optimismo de algunos, el camino hacia la estabilidad en Siria sigue lleno de incertidumbres, tanto internas como externas. La comunidad internacional observa atentamente, mientras el enviado de la ONU, Geir Pedersen, instó al levantamiento de sanciones para facilitar la recuperación económica del país.
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